sábado, 18 de mayo de 2013

4. Eros y Psyche... El miserable enamoramiento.

"Afrodita lleva a Eros a la ciudad donde vive Psique y le dice: “Ésa es”. Luego llorando, continúa: “… venga a tu madre que sea completa la venganza, y castiga sin compasión a esta terca hermosura … haz que esta joven se enamore perdidamente del último de los hombres, un maldito de la Fortuna en su posición social, en su patrimonio y en su propia integridad personal; en una palabra: un ser abyecto que no pueda hallar en el mundo entero otro desgraciado comparable a él”. (Mito Eros y Psique - S.II a.c.)
 
El colectivo reflejado en Afrodita sus celos y deseos de venganza, reflejan arquetipalmente el comportamiento de la tribu que en teoría desea nuestro bien pero cela la hermosura del alma que es capaz de amar y realizar las tareas del amor. Este episodio del mito hace un preámbulo del secuestro del enamoramiento. El enamoramiento es esa etapa, generalmente al inicio del amor, en la que uno está enamorado de sí mismo enamorado, pues desconoce al ser que ama y aunque sea una ilusión, todo lo que no es verdadero tiene sentenciado su fin, es una de las etapas indispensables de la relación. Las relaciones humanas tienden a desarrollarse en el ciclo: ilusión, desilusión, crisis, decisión, ilusión.
Toda relación humana responde al ciclo: ilusión - desilusión - crisis, dónde se plantean dos caminos o decido adultamente reconstruir para ilusionarme de algo más verdadero, o realizó un escape infantil, para volver a caer en otra ilusión ...

Usualmente creemos que nos enamoramos porque decidimos enamorarnos. Pero el mito muestra que hay una trama interior que nos hace caer perdidamente enamorados de alguien.
El secuestro del enamoramiento, ese paso de la ilusión a la desilusión, establece la condena que viene a través de la miseria del amor: de un amor que es miseria y nos hace miserables. Desgracia de no tener en realidad lo que se ilusionó, trabajo de conocer e ilusionarme de quién realmente es el otro, infortunio de no conseguir alcanzar lo perfecto ilusionado en nuestra búsqueda infantil de retornar al útero materno (edén límbico en el que todo era perfecto, ilusión sin carencias, sin heridas).
Toda relación tiene una patología y la relación subsiste, crece y madura, por así decirlo, según se entienda esa patología, cómo se la integre en la relación. Pero hemos visto relaciones donde la patología parece llevárselo todo y centrar el vivir. Las ganancias del amor pueden ser recibidas a través de la felicidad o de la desdicha. En un nivel inconsciente y primitivo entendemos por amor: atención, interés, presencia, tiempo... esto lo podemos recibir de una fuente sana donde se tiene la presencia, atención, interés, tiempo del otro con un fin de mutuo crecimiento o el deseo de vivir, o a través de una fuente insana donde se tiene la presencia, atención, interés, tiempo del otro con el fin de no estar solos o por el temor a morir (principio de toda patología).



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