domingo, 6 de julio de 2025

012 Discernir en pareja - La actitud del discernimiento. La vigilancia.

Oración inicial invocando al Espíritu Santo.

Lectura previa: 

Audiencia General del Papa Francisco del miércoles 14 de diciembre de 2022. 12 de 14 sobre el discernimiento

Fuentehttps://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2022/documents/20221214-udienza-generale.html

Síntesis de lectura

Jesús enfatiza la importancia de que el buen discípulo permanezca vigilante, sin dejarse llevar por una seguridad excesiva cuando todo parece ir bien. En lugar de relajarse, debe estar atento y preparado para cumplir con su deber. «Dichosos los siervos a quienes el Señor, al venir, encuentre despiertos» (Lc 12,37). La vigilancia es clave para custodiar el corazón y comprender lo que sucede en su interior. Se trata de la actitud del alma cristiana que espera la venida final del Señor, pero también de una disposición cotidiana que guía la conducta de vida, permitiendo que las decisiones tomadas con esfuerzo y discernimiento sean perseverantes, coherentes y fecundas.

Caer en la comodidad y apartar la mirada de los pasos del Señor en nuestra vida pone en riesgo todo lo que hemos construido. Es un peligro espiritual, pues, aunque todo pueda parecer en orden, si el dueño de casa no está presente ni vela por su hogar, es como si no existiera. La excesiva confianza en uno mismo puede llevar a perder la humildad necesaria para custodiar el corazón. En ese descuido, el maligno encuentra su oportunidad de ataque, como un ladrón que irrumpe en la noche (cf. Mt 12,44). Cuando confiamos más en nuestras fuerzas que en la Gracia de Dios, dejamos abierta la puerta al enemigo.

Cuidado con los "demonios educados", que se disfrazan de respetables y entran sin que uno los advierta, solo para imponerse y desviar el camino. La espiritualidad mundana de hoy está llena de ellos. Por eso, es necesario mantenerse vigilantes, perseverar en la Gracia y protegerla con firmeza. Custodiemos las puertas del alma (ojos, oídos, tacto, lengua), pues no basta con hacer un buen discernimiento y tomar una buena decisión; es imprescindible velar por la continuidad de esa elección y conservar el don que Dios nos ha dado.

La vigilancia es signo de sabiduría, pero sobre todo, de humildad, la virtud fundamental en el camino cristiano.





Momentos de la conversación espiritual:

  1. Oración personal. Observando las luces e invitaciones más significativas de Dios ante lo leído.
  2. Escucha atenta: Compartir, de modo sencillo y profundo, escuchando atentamente al otro sin interrumpir con preguntas u opiniones, dejando que lo vivido por el otro ilumine lo advertido en nuestro interior. Al finalizar la intervención dejar un breve espacio de silencio para sentir y gustar lo expresado.
  3. Ecos. Compartir aquello que fue iluminado por el compartir del otro. Sin evaluar, ni hacer grandes reflexiones, solo expresar cómo aquello que compartió el otro colaboró con tener una mayor luz en las mociones personales o suscitó algún movimiento que me conduce a una mayor claridad.
  4. Comunión. Preguntarse por lo común de las llamadas particulares. ¿Hacia dónde nos conduce el Señor? ¿Qué invitaciones se repiten y pueden traducirse en acciones concretas? No se trata de llegar a consensos o acuerdos, la invitación es a responder adecuadamente y con generosidad a lo que el Espíritu Santo suscita.
Oración final.

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