lunes, 15 de agosto de 2016

5. Amor Divino ... Para vivir en el Sagrado Corazón - Disposición 2 de 3. Mons. Luis María Martínez

"Muy relacionada con el silencio está la segunda disposición que debemos tener: la paz. ¡Oh, cómo quisiera exhortar a todas las almas, como dice el Apóstol en las entrañas de Jesucristo, a que conserven la paz en su corazón!

No se puede vivir dentro de Jesús sin que estemos bañados, impregnados de paz. Es la atmósfera que ahí se respira. Es la única manera de que pongamos nuestro corazón en armonía con el Corazón divino de Jesús. Vivamos en paz, no permitamos que nada ni nadie turbe la paz de nuestro corazón.

Es el don de Dios. ¿Recordamos lo que decía Nuestro Señor a los apóstoles la víspera de su Pasión? Mi paz os doy, mi paz os dejo, la paz que el mundo no puede dar. Es el don de Dios, el don característico suyo.

Y si Él da la paz y si por donde Él pasa se escucha el cántico de la paz, ¿cómo no ha de haber paz dentro de su Corazón divino? Que haya paz en nuestros corazones; que la paz de Dios, que supera todas las satisfacciones de los sentidos llene nuestras almas y las haga latir de gozo, como dice el Apóstol: Que la paz de Dios, que supera todo sentimiento, guarde vuestros corazones y vuestras inteligencias en Cristo Jesús. (Cf. Fil 4,7).

Para conservar esa paz necesitamos dos cosas: creer en el amor de Jesús y olvidarnos de nosotros mismos. Porque siempre que se turba la paz es porque falta una de estas dos cosas.

Vernos a nosotros mismos, por cualquier lado que nos veamos, es perder la paz: si vemos nuestras grandes miserias, si nos damos cuenta de nuestras exiguas virtudes, si consideramos nuestra impotencia, si sondeamos nuestros deseos ... todos estos son motivos para perder la paz.

Apartemos nuestros ojos de nosotros mismos; pero fijémonos en Jesús y creamos que nos ama; y sobre todo que nos ama - entendámoslo bien a pesar de todo. No hay nada que estorbe al amor de Dios, ni nuestras miserias, ni nuestras deficiencias, ni nuestras ingratitudes, ni nuestros pecados ... «Aunque tuviera en la conciencia todos los crímenes que se pueden cometer - dice Sta. Teresa del Niño Jesús - no perdería nada de mi confianza ... Porque sé a qué atenerme respecto de su amor y de su misericordia.»"


Tarea de amor divino: ¿Crees en el amor de Jesús? ¿Cuál es la imagen que tienes de Dios? ¿Es un Dios lejano o cercano? ¿Castigador o amoroso? ¿Nuestra idea de Dios no es Dios? ¿Crees en el amor de Jesús? ¿Qué te recuerda el amor de Jesús? ¿Cuáles son los sucesos de tu vida en que has sentido el amor de Jesús? ¿Puedes olvidarte de tí? ¿Dónde tienes puesto los ojos de tu corazón?

Repetir durante el día la siguiente la frase de Santa Teresa de Calcuta:

«Jesús de mi corazón yo creo en tu fidelidad, llena de amor por mí, te amo.»

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