viernes, 19 de agosto de 2016

8. Amor Divino ... Para vivir en el Sagrado Corazón - El Ideal ... Creados para Cristo parte 1. De Mons. Luis María Martínez

"Un mismo panorama presenta distintos aspectos según el lugar desde donde lo contemplamos. Cuanto más alto es el sitio de observación abarcamos mejor el conjunto y apreciamos mejor la armonía y la belleza del paisaje.

Desde el Corazón de Jesús contemplemos nuestro ideal y los caminos que debemos recorrer para realizarlo. ¡Con qué verdad, con qué exactitud, con qué belleza, con qué profundidad se miran todas las cosas cuando se ven desde el Corazón de Jesús!

San Pablo pide a Dios que nos dé el conocimiento de nuestra vocación y de las riquezas que encierra; y de tal manera lo hace, como si bastara para santificarnos conocer a fondo nuestra vocación.

Sin duda que no basta el conocimiento: ¡cuántas veces conocemos nuestro deber y, sin embargo, no tenemos ni la fuerza, ni el entusiasmo necesario para realizarlo! Pero también es cierto que no hay fuerza más poderosa para hacernos trabajar en nuestra santificación, como mirar de una manera profunda nuestro ideal. La verdad en sí misma tiene una eficacia divina.

Casi todos nuestros fracasos y deficiencias en el orden espiritual vienen de la falta de luz y de conocimiento; porque cuando vemos de una manera clara y profunda las cosas espirituales esa luz tiene tal eficacia que nos impulsa a cumplir nuestro deber.

Pero para poder comprender nuestro ideal, empecemos por estudiar el ideal cristiano en general.

¿Para qué nos hizo Dios? Lo diré en una sola palabra: nos hizo para Cristo; nos vio en Él, nos eligió en Él y en Él nos predestinó y santificó, como dice San Pablo: «Nos eligió en Jesús para que fuésemos santos e inmaculados ante su presencia, en la caridad» (Ef 1,4). Dios no nos vio nunca sino en Jesús; para Dios somos algo de Jesús, su conquista, los miembros de su Cuerpo Místico, partícipes de su vida, una sola cosa con Él, otros Cristos, que en Él y por Él hemos de glorificar a Dios y conseguir nuestra felicidad.

Por eso nos dice el mismo Apóstol: «Todas las cosas son vuestras; más vosotros sois de Cristo, y Cristo de Dios» (1Co3,22). En estos tres rasgos están expresados todos los designios divinos: toda la creación visible está hecha para el hombre, pero nosotros estamos hechos para Cristo, y Cristo para Dios. En Él y por Él tenemos que glorificar a Dios y conseguir nuestra propia felicidad, íntimamente vinculada con la gloria divina.

Es muy dulce considerar así nuestro destino: somos algo de Jesús en Él nos vio el Padre, en Él nos amó, en Él nos enriqueció con todo genero de bendiciones espirituales; y en Él y por Él tenemos que realizar nuestro ideal, lo cual implica una relación y una unión muy íntima y profunda con Nuestro Señor."

Tarea de amor divino: Desde el Corazón de Jesús contemplemos nuestro ideal y los caminos que debemos recorrer para realizarlo. ¡Con qué verdad, con qué exactitud, con qué belleza, con qué profundidad se miran todas las cosas cuando se ven desde el Corazón de Jesús!

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