lunes, 13 de marzo de 2017

Día 13 de 40: El amor no es estéril.

Dios nos ama y su amor no es un amor estéril, escondido en lo más alto de los cielos; todo lo contrario, es un amor activo, providente, cuidadoso, solícito; es un amor que no nos olvida un momento, que nos protege sin cesar, que va disponiendo minuciosamente, pormenorizadamente, todos los acontecimientos de nuestra vida, desde los más trascendentales hasta los más insignificantes y pequeños.

No exagero, Jesús mismo lo afirmó (Lc 21,18) "Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza."  sin la voluntad del Padre. Se dirá que es una hipérbole. Quizá, pero en todo caso es una hipérbole que nos expresa lo solícito, lo constante, lo minucioso que es el amor de Dios.

Una madre que cuida a su primer hijo, que vela cerca de su cuna, que no olvida jamás, que anda ansiosa viendo si se enferma, si llora, si necesita algo, si le puede hacer algún bien; una madre así, apasionadamente, locamente solícita, no puede igualar ni de lejos la solicitud constante, minuciosa, ternísima de Dios Nuestro Señor. ¡Ah! ¡Si tuviéramos fe y comprendiéramos esto! No hay un momento de nuestra vida en que Nuestro Señor aparte de nosotros sus ojos, no hay un instante de nuestras vida en que su mano no nos guíe, en que su poder no nos cubra, en que su amor no nos envuelva...

Y si esto es así, la solicitud de Dios para con nosotros es amorosa, constante, delicadísima, ¿puede haber motivo para que nos inquietemos? Un niño a quien su madre lleva en su regazo ¿podrá inquietarse? Sólo de una manera: que soñara que estaba en un peligro y que estaba solo. Su inquietud sería fruto de una ilusión; o si el niño se da cuenta de que está en los brazos de su madre que lo ama y lo cuida y lo protege, ¿por qué habría de inquietarse?

¿Por qué fenómeno extraño, por qué ilusión inexplicable nos inquietamos nosotros, cristianos sabiendo - porque la fe nos lo asegura - que el amor de Dios nos lleva en sus brazos y nos envuelve con su ternura divina? ...

DESAFÍA DEL DÍA DE HOY

Detente en oración, ora muy lentamente el salmo 131 (130)
http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__PJS.HTM

Sustituye la palabra "Israel" por tu nombre y vuelve a orar muy lentamente con él.
Repítelo siete veces, deteniéndote en paz.

Imagínate a ti a tu cónyuge y tu familia en los brazos amorosos de Jesús y su Santa Madre.



Estudia la tercera de cuatro conferencias de Fray Nelson Medina O.P sobre "El amor que sana".
https://www.youtube.com/watch?v=Wzq33DUjcQs

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