domingo, 12 de marzo de 2017

Días 12 de 40: Por la fe a la paz

El primer sendero de la paz lo encontramos en la fe.
En efecto, si viviéramos de fe, viviríamos en la paz.

Nuestro Señor dice: "El justo vivirá por la fe" (Hebreos 10,38). Y cuando se vive perfectamente de fe, se vive en perfecta paz, porque todas las enseñanzas de la fe tienden a pacificarnos.

La fe nos enseña que Dios nos ama y que nos ama no en conjunto y como en masa, sino personalmente, individualmente, a cada uno de nosotros: "¡Me ama a mí!" - cada uno de nosotros puede hacer suyas estas palabras del Apóstol sin temor a equivocarse -  conoce mí nombre, tiene grabado en su Corazón mi imagen. Más aún, puedo asegurar que su Corazón es todo para mí, porque Nuestro Señor no puede amar como nosotros, a medias, de una manera fragmentaria, sino que cuando ama, ama con todo su Corazón, ama de una manera infinita.

A las veces las almas, con una mezcla de amor y de ignorancia, dicen: "Yo quisiera que Nuestro Señor me amara más". ¿Pero acaso eso es posible? Porque ¿puede amar más el que ama de una manera infinita? ...

Si en el mundo no existiera más que Dios y tú - alma que lees estas líneas -, no te amaría más de lo que te ama; si el único objeto de su amor fueras tú, te amaría como te ama.

Nuestro Señor nos ama más, mucho más, infinitamente más de lo que anhelamos, de lo que nos atrevemos a soñar ... A las veces nos parecen nuestros sueños más audaces, casi absurdos; y sin embargo, se quedan muy abajo de la realidad.

Precisamente esta grandeza del amor de Dios es lo que con frecuencia nos desconcierta. Pensamos: "¡Pero es un exceso que Dios me ame así! Si ni yo puedo amarme a mí mismo con todos esos caracteres, ¿Cómo ha de ser posible que Dios me ame de esa manera? ¡No, eso es un exceso!" Sin duda, es un exceso: el amor infinito tiene que ser así. Y exceso en la vida de Nuestro Señor fue la Encarnación, y el pesebre, y Nazaret, y el Cenáculo, y Getsemaní, y el Calvario; y la Iglesia, y Pentecostés son otros tantos excesos, porque así son siempre las obras de un amor infinito. Un amor infinito, en comparación de esta pequeñez que somos nosotros, necesariamente será siempre un exceso.

DESAFÍO DEL DÍA DE HOY

Convencerte que Dios te ama así, en exceso.

Estudia la segunda de cuatro conferencias de Fray Nelson Medina O.P sobre "El amor que sana".
https://www.youtube.com/watch?v=lSIf2FY2-nk

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